Dear Brothers and Sisters,
Marriage, as God intended, is under attack every day. These attacks are from those who wish to redefine marriage so they can justify their own secular agenda. Their agenda is contrary to God's plan for marriage. What is even more troubling is that those who oppose this agenda are marginalized or vilified by those who support redefining marriage.
Nevertheless, sometimes we are our own worst enemies. That is, the erosion of traditional marriage and family often stems from how carelessly it is lived. Sometimes, we need to face facts about our behaviors that jeopardize marriage.
For example, when I was first ordained, I noticed that many reports of infidelity that I dealt with on a pastoral level resulted from ill-advised behavior in bars. It isn't rocket science. People hit a marital rough patch. They travel for work. They stop for a nightcap after a long day and make a stupid decision. For this reason, in pre-marital counseling, I advise couples to stay out of bars without their spouses.
In the last 10 years, there is an additional danger that has surfaced called, Internet infidelity via social media. Divorce rates have increased by nearly 20 percent over the last ten years and experts point to the inappropriate use of social media as a major factor. In addition to the appropriate use of social media (keeping up with family and friends, for example) people find social media as a great way to search for long lost loves or to browse in a risky way. Many believe that this casual browsing and contact is not cheating because it is safely done on the Internet.
The truth is many of these internet affairs lead to other things—phone conversations, meetings and illicit sex and when a spouse finds out about such relationships, the result is often divorce. We need to remind ourselves that a spouse does not view social interactions on a website as friendship but as a breach of trust.
Next week, I will address the issue of pornography and its attack on the marriage and the family.
God Bless,
Fr. Don Kline, Pastor
Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
El matrimonio tal como Dios manda esta bajo ataque todos los días. Estos ataques son de aquellos que desean redefinir el matrimonio para justificar su propia agenda secular. La agenda de ellos es contraria al plan de Dios para el matrimonio. Lo que es todavía más problemático es que estas personas que apoyan la redefinición del matrimonio marginalizan a los que se oponen a su agenda.
Sin embargo, a veces nosotros mismos somos nuestros peores enemigos. Lo que quiero decir, es que la erosión del matrimonio y la familia tradicional a menudo se debe a como se vive sin cuidado el matrimonio. A veces, necesitamos enfrentar los hechos de nuestros comportamientos y como esto pone en peligro el matrimonio y familia.
Por ejemplo, cuando yo fui ordenado, yo note que la mayoría de casos de infidelidad que yo escuchaba a nivel pastoral eran el resultado de un comportamiento mal aconsejado en los bares. No requiere ser un científico para saber que los matrimonios pasan por momentos difíciles. A veces la pareja viaja por razones de trabajo. Pasan por una bebida después de un día largo en el trabajo y toman una decisión estúpida. Por esta razón, en la consejería pre-matrimonial, yo aconsejo a las parejas que no vallan solos a los bares, siempre deben de ser acompañados por su esposo/a.
En estos últimos 10 años, se ha desarrollado otro tipo de peligro para los matrimonios esto es la infidelidad por el internet por medio de las redes sociales. Las tasas de divorcio han aumentado por más del 20 por ciento en los últimos diez años, y de acuerdo a los expertos esto se debe al uso inapropiado de las redes sociales, por ejemplo, las personas encuentran muy fácil el buscar un antiguo amor o amigo por medio de las redes sociales y comienzan una relación riesgosa. Muchos creen que esta búsqueda y contacto de personas en la red no es infidelidad porque es hecha de una manera segura en el internet.
La verdad es que muchas de estas relaciones por la red conllevan a otras cosas—conversaciones por teléfono, reuniones, y sexo ilícito, y cuando la pareja se entera de estas relaciones usualmente el resultado es el divorcio. Siempre debemos de tener en mente el esposo/a no ve estas interacciones en la red como una amistad sino que como un abuso de confianza.
La próxima semana, le hablare acerca del tema de la pornografía y el ataque que esto causa al matrimonio y a la familia.
Que Dios los bendiga,
Padre Don Kline