Begin to Love

01-23-2022Pastor's LetterFr. Oliver Vietor

Good Morning,

One of my most loved quotations is from Saint Augustine’s Commentary on the Psalms. He is speaking about Psalm 65 and says, “He begins to leave who begins to love.” The people of Israel are leaving Babylon and heading back home to Jerusalem. Saint Augustine takes these places to mean the world and heaven, so that the people’s journey is emblematic of the journey we all must make. We begin to leave the world and to head to heaven.

But when do we begin this journey? We begin when we begin to love God. So the quote is saying that when we begin to love God, then we are beginning to leave the world and head toward heaven. I love the quote because it is so concise and so beautiful.

It is speaking about the tension that we feel toward God. By his grace, God reaches out to us, and our hearts respond to this reach, creating the tension that we call love. This love, however, draws us outside of ourselves, or beyond ourselves. It makes us new and draws us finally out of the world. It is a love unlike any other or surpassing all others. And it begins by the motion of God’s grace in our hearts. We need to be attentive, therefore. In quiet prayer deep within our hearts we can feel God at work. He is reaching out to us, calling us, eliciting our loving response. Let us pay attention to this.

The fact is that we have all begun the journey already. We have all begun to love. This is why we are here at Saint Joan of Arc. This is why we gather and worship, why we confess, why we adore, why we pray, why we serve. God loves us and we love him back: this is the central mystery of our faith. Keeping our eyes on this center point, we can then engage with everything else in our lives on steady ground. We have balance. We know where we are going. We are leaving Babylon and heading toward Jerusalem; we are leaving the world and heading home.

Buenos dias,

Una de mis citas más queridas es del Comentario de San Agustín sobre los Salmos. Está hablando del Salmo 65 y dice: “Empieza a partir quien empieza a amar”. El pueblo de Israel está saliendo de Babilonia y regresando a su hogar en Jerusalén. San Agustín toma estos lugares como el mundo y el cielo, por lo que el camino del pueblo es emblemático del camino que todos debemos hacer. Empezamos a dejar el mundo ya dirigirnos al cielo.

Pero, ¿cuándo comenzamos este viaje? Empezamos cuando empezamos a amar a Dios. Entonces, la cita dice que cuando comenzamos a amar a Dios, entonces estamos comenzando a dejar el mundo y dirigirnos hacia el cielo. Me encanta la cita porque es tan concisa y tan hermosa.

Está hablando de la tensión que sentimos hacia Dios. Por su gracia, Dios se acerca a nosotros y nuestro corazón responde a este alcance, creando la tensión que llamamos amor. Este amor, sin embargo, nos lleva fuera de nosotros mismos, o más allá de nosotros mismos. Nos hace nuevos y nos saca finalmente del mundo. Es un amor como ningún otro o que supera a todos los demás. Y comienza por el movimiento de la gracia de Dios en nuestros corazones. Por lo tanto, debemos estar atentos. En oración silenciosa en lo profundo de nuestros corazones podemos sentir a Dios obrando. Él se está acercando a nosotros, llamándonos, provocando nuestra respuesta amorosa. Prestemos atención a esto.

El hecho es que todos hemos comenzado ya el viaje. Todos hemos comenzado a amar. Por eso estamos aquí en Santa Juana de Arco. Esta es la razón por la cual nos reunimos y adoramos, por qué confesamos, por qué adoramos, por qué rezamos, por qué servimos. Dios nos ama y nosotros le amamos: este es el misterio central de nuestra fe. Manteniendo nuestros ojos en este punto central, podemos comprometernos con todo lo demás en nuestras vidas en terreno firme. Tenemos saldo. Sabemos a dónde vamos. Salimos de Babilonia y nos dirigimos hacia Jerusalén; estamos dejando el mundo y dirigiéndonos a casa.

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