Mercy Wins

06-12-2016Pastor's LetterFr. Don Kline, V.F.

Dear Brothers and Sisters,

Last week we heard Jesus say, "Young man, I tell you, arise!" Jesus wants to lift us up from the messes we create in our lives. We see that clearly in the readings this Sunday. We are sinners. Because we choose to sin, we hurt our relationshipwith Our Lord Jesus. Sin can mess up your life but it doesn’t have to remain that way. Our Lord Jesus is there to help and to heal you. You might ask, “How can I get the healing that I need from Our Lord?” The answer should not be a surprise. Call out to Our Lord in daily prayer. Make Our Lord the center of your life. When you begin your day with prayer, speaking and listening Our Lord Jesus, He changes things and He changes them always for the better.

Here is the good news. When you make Our Lord your first priority, something amazing will happen. You will find yourself loving others and yourself in the right way. As a result, you will find yourself helping to make others become intentional disciples. People will become revelations and signs of God’s goodness... and not just some people. People around you will be a chance for you to share God’s goodness. You will see hearts and minds changed for the better because you chose to be an intentional disciple of Our Lord Jesus.

The enemy will not let your relationship with Our Lord Jesus happen easily. You will find more temptations. This is typically the same for everyone. The temptation to believe that “I am not worthy to be an intentional disciple of Our Lord Jesus” is a common temptation. I hear people say that all the time. I have often felt that way about myself.

Our Lord comes to us in today’s readings just the way we are right now. Like many of you, I don’t feel worthy for Jesus to come to me. I want to do great things and I know God has a great purpose for our parish, but at times I feel unworthy. I hear a voice saying, “Kline, you’re a sinner and so who do you think you are being a priest?” I hear things in my head like, “Nobody really wants to take God seriously anymore so why are you even trying?” I know I have my faults but my sin doesn’t define my relationship with God. Deep down I trust in God’s merciful love. When I pray with the Sacred Scriptures and spend time in Adoration of Our Lord, I recognize those are temptations from the enemy.

This Sunday's reading show us three people who were profoundly unworthy: the woman who washes Jesus' feet with her tears, Paul who once tried to destroy the Church and King David a very flawed man. You and I may not have done something as terrible as these three, but we have sinned and sinned often. The question is not whether we have failed God and others or whether we are worthy of God’s love. The question is: What are you and Our Lord Jesus going to do about your sinful behavior? A brother priest gave me an important insight: Rather than facing sin, many people use sin to keep God at a distance.

We see King David trying to do that at first but then he turns back to God. God has great plans and we have no excuse for not responding. Remember King David. Remember St. Paul. Remember the sinful woman in the Gospel. "Lord, you took away the guilt of my sin. Be glad in the Lord and rejoice." Amen.

God Bless,

Fr. Don Kline, V.F. Pastor

Queridos Hermanos y Hermanas:

La semana pasada nos mencionó, “Joven, te digo ¡Levántate!” Jesús quiere levantarnos de los escombros que nosotros mismo creamos en nuestras vidas. Vemos claramente en las lecturas de este domingo. Nosotros somos pecadores, porque al elegir pecar, herimos la relación que tenemos con nuestro Señor Jesús. El pecado puede echar a perder nuestras vidas, pero no tiene que mantenerse así. Nuestro Señor Jesús está ahí para ayudarnos y sanarnos. Tal vez te preguntas, “¿Cómo puedo obtener la sanación que necesito de nuestro Señor? La respuesta no debería de sorprendernos. Llamemos a nuestro Señor en nuestra oración diaria. Hagamos que el señor sea el centro de nuestras vidas. Cuando iniciemos nuestro día con oración, hablando y escuchando a nuestro Señor Jesús, el cambia las cosas y las cambia siempre para mejorar.

He aquí las buenas noticias. Cuando hacemos a nuestro Señor nuestra Prioridad más alta, algo sorprendente sucede. Te encontraras amando a otros y a ti mismo de la manera correcta. Como resultado, te verás ayudando a hacer a hacer a otros a hacerse discípulos intencionalmente. La gente se convierte revelaciones y señales de la bondad del Señor... y no personas ordinarias. La gente a tu alrededor será una oportunidad de compartir lo bueno que es Dios. Veras corazones y mentes cambiadas para mejorar porque has escogido intencionalmente el ser discípulos de nuestro Señor Jesús.

Pero el enemigo no deberá que la relación con Nuestro Señor Jesús suceda fácilmente Encontraras más tentaciones a medida que avanzas. Esto típicamente lo mismo para cada uno. Las tentaciones de creer que “Nos soy merecedor de ser un discípulo intencional de nuestro Señor Jesús” es una tentación común. He escuchado muy a menudo a la gente decir eso. Yo mismo me he sentido de esa manera.

Nuestro señor viene a nosotros en las lecturas de hoy en la forma en la que nos encontramos actualmente. Como muchos de ustedes, No me siento digno de que Jesús venga a mí. Quiero hacer grandes cosas y sé que Dios tienes grandes planes para nuestra parroquia, pero a veces no me siento digno, escucho una vos diciendo “Kline, eres un pecador, así que, ¿Qué te crees siendo un Sacerdote? Escucho cosas en mi cabeza como, “Ya nadie quiere tomar a Dios en serio, entonces ¿por qué sigues tratando? Yo sé que he tenido mis fallas pero mi pecado no define mi relación con Dios. Muy en el fondo de mi ser confió en el amor misericordioso de Dios. Cuando rezo con las Sagradas Escrituras y paso tiempo en la adoración de nuestro señor, reconozco esas tentaciones que vienen del enemigo.

La lectura de este domingo nos muestra tres personas que realmente no fueron merecedoras; la mujer que le lava los pies a Jesús con sus lágrimas, Pablo, quien una vez trato de destruir la iglesia, y el Rey David- un hombre bastante imperfecto, No creo que ni tu ni yo hayamos cometido cosas tan terribles como estos tres personajes, pero hemos pecado, y pecamos muy a menudo. La pregunta no es si nosotros le hemos fallado a Dios o a alguien más, o sí somos dignos del amor de Dios. La pregunta es: ¿Que vas a hacer tú y nuestro Señor Jesús a hacer respecto de nuestro comportamiento pecaminoso?. Un hermano sacerdote, me dio un consejo muy importante: en vez de encarar el pecado, mucha gente lo usa para mantener a Dios a distancia.

Vemos al Rey David intentando hacer esto inicialmente pero después el da la espalda a Dios. Dios tiene grandes planes y no tenemos excusa para no responder. Recuerda al Rey David. Recuerda a San Pablo. Recuerda a la mujer pecadora del Evangelio, “Señor tu retiraste de mí la culpa de mis pecados. Agradece al señor y regocíjate” Amen

Dios los Bendiga,

Fr. Don Kline, V.F.

Párroco

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