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Merry Christmas!

What a great gift to celebrate the Nativity of Our Lord Jesus Christ this Sunday! I would like to share with you something that is not very well known, but read or chanted at Mass during the Night each Christmas. It is simply titled, “The Nativity of our Lord Jesus Christ,” and it recounts the historical setting in which the Nativity occurs.

The Twenty-fifth Day of December, when ages beyond number had run their course from the creation of the world, when God in the beginning created heaven and earth, and formed man in his own likeness; when century upon century had passed since the Almighty set his bow in the clouds after the Great Flood, as a sign of covenant and peace; in the twenty-first century since Abraham, our father in faith, came out of Ur of the Chaldees; in the thirteenth century since the People of Israel were led by Moses in the Exodus from Egypt; around the thousandth year since David was anointed King; in the sixty-fifth week of the prophecy of Daniel; in the one hundred and ninety-fourth Olympiad; in the year seven hundred and fifty-two since the foundation of the City of Rome; in the forty-second year of the reign of Caesar Octavian Augustus, the whole world being at peace, JESUS CHRIST, eternal God and Son of the eternal Father, desiring to consecrate the world by his most loving presence, was conceived by the Holy Spirit, and when nine months had passed since his conception, was born of the Virgin Mary in Bethlehem of Judah, and was made man: The Nativity of Our Lord Jesus Christ according to the flesh.

This beautiful text reminds us that Jesus’ birth was situated at a specific point in history, and when the fullness of time had come, He consecrated “the world by his most loving presence.” His loving presence is the gift that does not end and which brings each of us to experience the fullness of life.

I pray that everyone will be able to experience the loving presence of Jesus from the manger to your own homes and lives this Christmas!

In Christ,

Fr. Connealy

DE NUESTRO PASTOR

Feliz navidad!

¡Qué gran regalo celebrar la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo este domingo! Me gustaría compartir con ustedes algo que no es muy conocido, pero que se lee o se canta en la Misa de la Noche cada Navidad. Se titula simplemente, “La Natividad de nuestro Señor Jesucristo”, y relata el escenario histórico en el que ocurre la Natividad.

El día veinticinco de diciembre, pasados innumerables siglos desde la creación del mundo, cuando en el principio Dios creó el cielo y la tierra y formó al hombre a su imagen; después también de muchos siglos, desde que el Altísimo pusiera su arco en las nubes tras el diluvio como signo de alianza y de paz; veintiún siglos después de la emigración de Abrahán, nuestro padre en la fe, de Ur de Caldea; trece siglos después de la salida del pueblo de Israel de Egipto bajo la guía de Moisés; cerca de mil años después de que David fuera ungido como rey; en la semana sesenta y cinco según la profecía de Daniel; en la Olimpiada ciento noventa y cuatro, el año setecientos cincuenta y dos de la fundación de la Urbe, el año cuarenta y dos del imperio de César Octavio Augusto; estando todo el orbe en paz, JESUCRISTO, Dios eterno e Hijo del eterno Padre, queriendo consagrar el mundo con su piadosísima venida, concebido del Espíritu Santo, nueve meses después de su concepción, nace en Belén de Judea, hecho hombre, de María Virgen: la Natividad de nuestro Señor Jesucristo según la carne.

Este hermoso texto nos recuerda que el nacimiento de Jesús se sitúa en un momento concreto de la historia, y cuando llegó la plenitud de los tiempos, consagró “el mundo con su amabilísima presencia”. Su presencia amorosa es el don que no acaba y que lleva a cada uno de nosotros a experimentar la plenitud de la vida. ¡Rezo para que todos puedan experimentar la presencia amorosa de Jesús desde el pesebre hasta sus propios hogares y vidas esta Navidad!

En Cristo,

Padre Connealy

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