Hello,
When it comes to Christian morality, particularly in regard to the Church’s teachings on sexuality, people sometimes want to separate Jesus and Saint Paul. Paul is more explicit and complete on such questions, and so when people are uncomfortable with this, they want to ignore Paul and focus on Jesus, who says less and is perhaps a little less clear. This move is appealing because it puts the priority on Jesus and holds him up as our ultimate authority. The trouble is that it just doesn’t work. We can’t separate Jesus from Saint Paul.
In the first place, the scripture is a unity, and so we do not read one part of scripture so that it conflicts with another part. Instead, we read all scripture as working together. In the second place, we need to take seriously the fact that it was the Church who wrote and gathered the New Testament. There were believers before there was a New Testament. Well, some of the earliest writings we possess are the letters of Saint Paul. The Gospels were written afterward. Here is the key point: because the letters came first, we need to see that it was the Church, as shaped by the teaching of Saint Paul, that then gave us the Gospels.
The Jesus we know is the Jesus that is presented in the Gospels. The Gospels were written after the letters. The Church was already shaped by the letters when it gave us Jesus in the Gospels. This means that we have a Pauline Jesus! The Church was living the faith as given by Saint Paul in his letters when it then took the step of composing the Gospels. So you see, we cannot separate Jesus from Saint Paul. There is no other Jesus. There is no Jesus alone, to echo a Protestant phrase. No, there is Jesus with his brethren, the believers, the Church.
God bless,
Fr. Vietor
Jesús y su Iglesia
Hola,
Cuando se trata de la moralidad cristiana, particularmente con respecto a las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad, la gente a veces quiere separar a Jesús de San Pablo. Pablo es más explícito y completo en tales preguntas, y cuando las personas se sienten incómodas con esto, quieren ignorar a Pablo y enfocarse en Jesús, quien dice menos y quizás es un poco menos claro. Este movimiento es atractivo porque pone la prioridad en Jesús y lo presenta como nuestra máxima autoridad. El problema es que simplemente no funciona. No podemos separar a Jesús de San Pablo.
En primer lugar, la escritura es una unidad, y por eso no leemos una parte de la escritura para que entre en conflicto con otra parte. En cambio, leemos todas las Escrituras como si trabajaran juntas. En segundo lugar, debemos tomar en serio el hecho de que fue la Iglesia quien escribió y reunió el Nuevo Testamento. Hubo creyentes antes de que existiera un Nuevo Testamento. Bueno, algunos de los primeros escritos que poseemos son las cartas de San Pablo. Los Evangelios fueron escritos después. Aquí está el punto clave: porque las cartas vinieron primero, necesitamos ver que fue la Iglesia, moldeada por la enseñanza de San Pablo, la que luego nos dio los Evangelios.
El Jesús que conocemos es el Jesús que se presenta en los Evangelios. Los evangelios fueron escritos después de las cartas. La Iglesia ya estaba configurada por las cartas cuando nos dio a Jesús en los Evangelios. ¡Esto significa que tenemos un Jesús Paulino! La Iglesia estaba viviendo la fe tal como la da San Pablo en sus cartas cuando dio el paso de componer los Evangelios. Así que ya ves, no podemos separar a Jesús de San Pablo. No hay otro Jesús. No hay Jesús solo, para hacer eco de una frase protestante. No, ahí está Jesús con sus hermanos, los creyentes, la Iglesia.
Dos los bendiga,
P. Vietor
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