The Most Holy Body and Blood of Christ (part III of V)

06-28-2015Pastor's LetterFr. Don Kline

Dear Brothers and Sisters,

St. Paul tells us: "Whoever, therefore, eats the bread or drinks the cup of the Lord in an unworthy manner will be guilty of profaning the body and blood of the Lord. Let a man examine himself, and so eat of the bread and drink of the cup" (1 Cor. 11:27–28). First, you must be in a state of grace. That doesn't mean you are perfect. It means you are free from any grave or serious sin. This is an absolute requirement, which can never be dispensed. To receive the Eucharist without sanctifying grace in your soul profanes the Eucharist in the most grievous manner. St. Paul identified at least one person who should not be part of the Church's communion.

The problem is that sometimes, either because of habit and out of fear of what those around them will think if they do not receive Communion, some Catholics, in a state of mortal sin, choose to go forward and offend God rather than stay in the pew while others receive the Eucharist.

The Church's ancient teaching on this particular matter is expressed in the Didache, an early Christian document written around A.D. 70, which states: "Whosoever is holy [i.e., in a state of sanctifying grace], let him approach. Whosoever is not, let him repent." I'll admit this is not easy to hear for some people… no one likes to be told what they can or cannot do. But this is how love works. When you offend your spouse, you reconcile before you move on to the marital embrace. If you do not, then you are saying one thing with your body and another thing with your mind and heart. If we are mature in our faith, then we must know that mortal sin must be confessed before we are allowed to receive Holy Communion.

to be continued next week…

God Bless,
Fr. Don Kline

El Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Parte III de V)

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,

San Pablo nos dice: "Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y beba de la copa" (1 Cor. 11:27-28) Primero tenemos que estar en estado de gracia. Esta no significa que somos perfectos. Significa que debemos de estar libres de cualquier pecado serio o mortal. Este es un requerimiento absoluto, el cual nunca puede ser dispensado. El recibir la Eucaristía sin la gracia santificante en su alma, profana la Eucaristía de una manera gravísima y dolorosa. San Pablo identifica al menos a una persona que no debería de ser parte de la comunión de la Iglesia.

El problema es que ya sea por hábito o por miedo de lo que los demás dirán de usted porque no recibió la Eucaristía, algunos católicos, en estado de pecado mortal, han decidido pasar a recibir la comunión y de esa manera ofenden a Dios, envés de quedarse en las bancas hasta que todos los demás reciban la Eucaristía.

Las enseñanzas católicas antiguas, acerca de este tema, están expresadas en el Diacho, un documento antiguo que nos dice: "el que sea santo (en estado de gracia) acérquense. El que no este, arrepiéntase." Yo sé que esto no es fácil para muchos….a nadie le gusta que le digan lo que puede o no puede hacer. Pero esta es la manera de cómo trabaja el amor. Cuando se ofende a su cónyuge, se reconcilian antes de que haya algo de intimidad matrimonial entre los dos. Si no lo hacen así es como si su cuerpo está diciendo una cosa y su mente y alma otra cosa. Si somos maduros en la fe, entonces sabemos que todos los pecados mortales deben de ser confesados antes de recibir la Santa Comunion.

Que Dios los bendiga,
Padre Don Kline

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