Back to School

09-08-2013Pastor's LetterFr. Don Kline

Dear Brothers and Sisters in Christ,

I always liked this time of year. Going back to school was sort of exciting – call me weird. I liked seeing my classmates and hanging out with friends. I even looked forward to my first day of Kindergarten – just ask my mom. Recently, I have been thinking about education and religious education in particular. Today, I want to reflect on our role as parents/catechists. Our Lord wants us to take our responsibility in handing on the faith very seriously. A reminder of our role is part the baptismal rite of children in the Catholic Church where parents commit before God to the Christian education of their children. The rite reminds parents (and godparents) of their duty to bring their children up by teaching them the law of Christ and His Church. This is a very serious obligation that parents have promised to Our Lord.

As we begin this school year, I have been praying for parents of students of all ages — from preschool to post graduate — that for the sake of our culture, they will take their education seriously but most importantly, they would seek to learn and to live the Catholic faith. Teaching and living the faith is in fact, the most important thing that parents for their children. For above all else, parents must prepare their children for the journey and the road to heaven, by word and example.

St. Joan of Arc staff and catechists work very hard to give your children a quality religious education program year after year. But remember that the work of religious education is supplemental to your efforts on the home front. In other words, the blessings of my religious education only assisted my parents in their work at home. My parents taught me to pray. My parents taught me to live a moral life. My parents instilled in me the need to serve others in Christ's name. My parents taught me how to repent from my sins. My parents opened my eyes to a call to priestly service that in the end, has made my life most fulfilling. I pray that this parental call to teach the faith to your children is your top priority during this academic year!

God Bless,
Fr. Don Kline


De Regreso a la Escuela

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo

A mí siempre me ha gustado este tiempo del año. El regresar a la escuela era para mí algo emocionante—a lo mejor soy raro. A mi gustaba volver a ver a mis compañeros y pasar tiempo con ellos. Me acuerdo que me emocione mucho esperando que fuera mi primer día de Kindergarten—pregúntele a mi mama. En estos días, he estado pensando acerca de la educación, en particular la educación religiosa. Ahora quisiera hacer una reflexión acerca de su papel como padres/catequistas. Nuestro Señor quiere que tomemos nuestra responsabilidad de pasar la fe muy seriamente. Un recordatorio de ese papel es la parte del rito bautismal para niños en donde los padres se comprometen ante Dios a educar a sus hijos en la fe. El rito le recuerda a los padres y padrinos de su tarea, la de guiar a sus hijos ensenándoles la Ley de Cristo y la de su Iglesia. Esta es una obligación muy importante que los padres le han prometido a Nuestro Señor.

Al comenzar este nuevo año escolar, yo he estado orando por todos los padres de familia y por los estudiantes de toda edad—desde preescolar hasta graduados de la universidad—para que por el bien de nuestra cultura, ellos tomen su educación en serio, pero aun más importante, para que busquen aprender y vivir la fe Católica. El enseñar y vivir la fe es lo más importante que los padres pueden hacer por sus hijos. Porque, ante todo, los padres deben de preparar a sus hijos para la jornada y camino al cielo, siendo un buen ejemplo.

El personal y catequistas de Santa Juana trabajan mucho para darles a sus hijos una educación religiosa de calidad año tras año. Pero recuerden que el trabajo de la educación religiosa es solo una parte, los demás deben de ser sus esfuerzos en su hogar. En otras palabras, por ejemplo en mi caso, las bendiciones de mis clases de educación religiosa solo ayudaron a mis padres en su trabajo en casa. Mis padres me enseñaron a orar. Mis padres me enseñaron a vivir una vida moral. Mis padres sembraron en mí la necesidad de servir a los demás en el nombre de Cristo. Mis padres me enseñaron como arrepentirme de mis pecados. Mis padres me abrieron los ojos hacia el llamado al sacerdocio, que al final me ha traído tanta dicha en mi vida. Yo espero que este llamado los mueva a enseñar a sus hijos la fe, esto debe de estar en sus prioridades en este año académico.

Que Dios los bendiga,
Padre Don Kline

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