Dear Brothers and Sisters in Christ,
As I child, (not so long ago) I can remember counting down the days until Christmas. Mom would put up the felt Advent calendar that had one piece of candy tied to it for each day of Advent. It was a form of torture… the waiting for the days to pass seemed like forever. I wished that if I could untie them two at a time then Christmas would somehow arrive sooner. It never did. The Advent season seemed like forever.
Today we learn from Sacred Scripture that Our Lord's timing may be different from ours. Since God doesn't always give us what we want exactly when we want it, we can grow impatient with God. Patience is such an important virtue. It means waiting and sacrificing some immediate satisfaction for the sake of a greater good. Impatience is the unwillingness to wait or to sacrifice. These are words we don't like to hear since we are so used to immediate gratification.
As a result of our lack of patience, we face many problems in our culture. Consider our current financial meltdown. Bankers, eager to make a quick profit, told young people that they could have it all, now: a new house, a new car, everything. Many people were told there was no need to wait.
Almost every sin involves a lack of patience. For example when a person loses their temper on the road - that shows a lack of patience for another person's driving skills or lack thereof. Stealing and cheating are also sins of impatience: Rather than working hard, a person simply wants to grab things. And even sins like fornication, adultery, pornography, cohabitation and contraception are sins of impatience. Rather than respecting God's plan for marriage and human sexuality, a person wants it all and he wants it now.
We need to return to the basics - and there is no virtue more basic than patience. It means discipline, hard work, sacrifice, and waiting for the right moment. Patience is difficult. But it does bring great rewards. Advent can help us to learn patience: To wait, not nervously, but patiently. Advent can help us to learn God's time - to avoid those sins of impatience that cause so much harm. If we wait patiently, Our Lord will give us every good thing. Ask Our Lord to help us to wait in joyful hope.
God Bless,
Fr. Don Kline
Queridos Hermanas y Hermanas en Cristo,
Cuando yo era niño, (hace poco tiempo) me acuerdo contar los días para que llegara la Navidad. Mi mama siempre ponía un calendario de Adviento hecho de tela, el cual tenía un pedazo de dulce pegado a cada día de Adviento. Era como una forma de tortura……la espera de los días parecía que duraba para siempre. Yo deseaba descubrir dos días a la vez para haber si así la Navidad llegaba más rápido. Pero eso nunca paso. El tiempo de Adviento parecía para siempre.
Ahora aprendemos de las Santas Escrituras que Nuestro Señor que su tiempo es diferente al de nosotros. Como Dios no siempre nos da lo que queremos cuando lo queremos, podemos ponernos impacientes con Dios. La paciencia es una virtud muy importante. Significa el sacrificar alguna satisfacción inmediata por el bien de algo. La impaciencia es la falta de voluntad a la espera y el sacrificio. Estas son palabras que no nos gusta escuchar ya que estamos acostumbrados a la gratificación inmediata.
Como resultado de nuestra falta de paciencia, enfrentamos muchos problemas en nuestra cultura. Consideremos el derrumbe financiero. Los banqueros, desesperados por obtener una ganancia rápido, le dijeron a los jóvenes que lo podían tener todo, en ese momento: un nuevo carro, una nueva casa, todo. A muchas personas se les dijo que no había necesidad de esperar.
Casi todo pecado involucra la falta de paciencia. Por ejemplo si una persona pierde su temperamento en las calles—eso demuestra la falta de paciencia hacia la otra persona que está manejando. El robar o hacer trampa también son pecados causados por la impaciencia: envés de trabajar fuerte, la persona solo quiere agarrar las cosas. Y hasta los pecados como la fornicación, el adulterio, la pornografía, la cohabitación, los anticonceptivos todos son pecados de la impaciencia. Envés de respetar el plan de Dios para el matrimonio y para la sexualidad humana, la persona lo quiere todo y como él/ella quiere.
Necesitamos regresar a lo básico—y no existe una virtud más básica que la impaciencia. Significa disciplina, trabajar fuerte, sacrificio, y esperar por el momento apropiado. La paciencia es difícil, pero trae muchas satisfacciones al final. El Adviento nos puede ayudar a tener paciencia: a esperar, no nerviosamente, sino pacientemente. El Adviento nos puede ayudar a aprender el tiempo de Dios—el evitar esos pecados de la impaciencia que nos dañan tanto. Si esperamos pacientemente, Nuestro Señor nos dará cosas buenas. Pidámosle al Señor que nos ayude a esperar con alegría y esperanza.
Que Dios los bendiga,
Padre Don Kline